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lunes, 13 de julio de 2015

¿MUERTE A LA CALORÍA?



A lo largo de mis más de 40 años estudiando la nutrición, los alimentos y la energía, nunca he visto a nadie que haya perdido peso y se haya mantenido saludable aplicando el método de contar calorías. De hecho, el resultado final suele ser un aumento de peso y más grasa corporal.


En un artículo en la revista Scientific American ("La ciencia revela por qué todos los cálculos de calorías son erróneos"), el biólogo de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, Rob Dunn, afirma que "los científicos nutricionistas están empezando a aprender lo suficiente para, hipotéticamente, mejorar el etiquetado de las calorías, pero la digestión constituye un tema tan fantásticamente complejo y enrevesado, que lo más probable es que nunca demos con una fórmula para calcular calorías de manera infalible."

Estos y otros motivos deberían hacernos comprender que, desde un punto de vista práctico, la caloría está muerta.

Y no solo la caloría, sino todas las ideas que giran en torno a ella. El cálculo de calorías ha sido el método más utilizado durante décadas por parte de médicos, programas para perder peso y personas deseosas de perder grasa.

El mito se sigue manteniendo, no porque el enfoque funcione, sino porque constituye un enorme negocio. Los alimentos bajos en calorías, los libros de dietas, los fármacos, la cirugía y las empresas multimillonarias dedicadas a la pérdida de peso siguen vendiendo esta idea a personas crédulas. Todo esto ha creado una especie de juego al que no es posible ganar, porque deja a la gente dando vueltas en un torno giratorio sin fin.

De hecho, según Marketdata Enterprises (empresa dedicada a los estudios de mercado que realiza un seguimiento de esta industria), los estadounidenses se gastan más de 60 mil millones de dólares al año en este juego, en el que siempre se pierde.


Calorías sí, calorías no

Las calorías se calculan, se idolatran, se desprecian y se envidian, a menudo todo al mismo tiempo y normalmente por razones emocionales. Y es que la lógica no forma parte del juego de las calorías.

Pese a esto, la simple ecuación que se plantea es que la persona pierde peso cuando las calorías ingeridas (a través de los alimentos) equivalen a las calorías quemadas (consumiendo energía). Si esto fuera realmente tan sencillo como sumar dos más dos, la mayoría de las personas no presentaría sobrepeso.

La poderosa caloría constituye un elemento común en múltiples ámbitos. Además de aquellos que buscan rebajarlas para perder peso, los halterófilos y jugadores de rugby intentan calcular cuantas calorías necesitan de más para ganar músculo. También es algo habitual entre los atletas de resistencia el calcular las calorías que necesitan consumir durante una carrera para seguir teniendo energía.

Tanto si se trata de un atleta que planifica su alimentación para un Ironman, como si se trata de una persona con sobrepeso que intenta perder kilos, el enfoque de las calorías constituye un fracaso absoluto.

Y en ocasiones, esas dos personas son, en realidad, una misma persona. Porque el mito de las calorías no solo ha contribuido sobremanera a la epidemia de obesidad global, también ha desempeñado un papel crucial en el sobrepeso de ya demasiados atletas.

Durante las últimas décadas, en que la caloría ha sido la "reina del mambo", no solo se ha producido una explosión de dicha epidemia de obesidad, sino un notable aumento general de la grasa corporal, tanto en personas sedentarias como en personas activas. El problema afecta, asimismo, a los niños; un tercio de los niños de cinco años ya presenta sobrepeso.

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